Estamos iniciando el tiempo ordinario del Ciclo A. En la liturgia de la Palabra de este segundo domingo encontramos contenidos muy ricos de nuestra Fe. Damos unas pincelada en cuatro apartados.
1º Isaías habla de la elección, llamada y envío de Dios: “Me llamó desde el vientre de mi madre. Me dijo: eres mi siervo, te envío para que reunas a Israel y lo conviertas a mí. Pero hay más, y esto ya proyecta lo que dice el profeta, al Siervo de Yahvé-Jesús: te hago luz de las naciones y la salvación para todos los hombres.
2º El Evangelio. Juan da testimonio de Jesús diciendo lo que sabe de él: Viene detrás de mí, pero es antes y más que yo. Vi que el Espíritu Santo bajaba y se posaba sobre él y, el que me mandó a bautizar me dijo: aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, es el que ha de bautizar en el Espíritu Santo. Yo lo he visto y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios…

Oración: Has venido a asumir nuestros pecados

Cordero de Dios que cargas sobre ti
los pecados del mundo,
¿cómo vas a hacer en un mundo
que no está dispuesto
a reconocer ningún pecado?

Sí, entre nosotros hay personas
que gozan del privilegio
de llevar una vida bastante ordenada,
que pueden decir que procuran
no hacer daño a nadie ni a ellos mismos.

Ahora bien, si se examinan sin prejuicios
seguro que encontrarán signos de orgullo,
quizás de soberbia, de intolerancia,
de falta de generosidad,
de envidia o de pereza…
Nadie es perfecto.

Entre nosotros también hay vidas heridas,
almas marcadas, historias duras,
errores del pasado que han dejado cicatriz.
Tú no has venido a clasificarnos
en buenos y malos,
integrados e indeseables.
Has venido a asumir nuestros pecados
y regalarnos una nueva inocencia
que no es fruto de nuestras obras
sino de tu amor.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret