En la Palabra de este 4º domingo de Cuaresma se nos habla de la elección y unción de David para tener el espíritu del Señor y ser el Rey de Israel (1ª Sam). Pablo nos dice que somos hijos de la luz (Ef ). La revelación de Jesús como Luz se manifiesta hoy a través de un milagro: la curación del ciego de nacimiento. El evangelio de Juan lo llama signo. Este milagro-signo se presenta y desarrolla en un drama, en el que entran distintos personajes con actitudes muy diversas. El drama se recrudece entre el ciego, que ha recuperado la vista, y los fariseos. El ciego-vidente relata los hechos de la curación tal cual han sucedido.............

Oración: Hazme testigo fiel y valiente de lo que tú mismo me has permitido ver
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Líbrame, Señor, de la fe ciega,
del sectarismo de los que no quieren ver
las cosas tal como son
por miedo a tener que cambiar
la mentalidad.

Líbrame también de la ceguera
de los que no ven más allá
de lo material,
que no intuyen que la belleza del mundo,
su razonabilidad
y el anhelo de bondad que hay en nosotros
son signos de un mundo espiritual
que tiene en ti su fundamento.

¡En el mundo hay tantas cosas oscuras,
enemigas de la bondad,
la justicia y la verdad!
No quiero cerrar los ojos, no quiero ser cómplice
de las mentiras cómodas
que nos enturbian la mirada.
Hazme testigo fiel y valiente
de lo que tú mismo me has permitido ver.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret