Hace muchos días que vivimos la alegría de la fiesta de la Pascua y corremos el riesgo de cansarnos o de acostumbrarnos. También les pasaba a las primeras comunidades cristianas que debían dejar el judaísmo y pasar al cristianismo y tenían dificultades y tensiones entre sus miembros, lo cual desanimaba a algunos. El Señor, sin embargo, no nos ha abandonado. Su retorno al Padre va acompañado del envío del Espíritu Santo. En el evangelio encontramos palabras que serenan el corazón y dan paz a la vida. La promesa del Espíritu fortalecerá la fe y la caridad de las primeras comunidades. La presencia del Espíritu proporciona memoria e inteligencia del mensaje de Jesús, paz y arrojo para continuar en el mundo la misión que él nos encomienda. Estamos esperando Pentecostés y tenemos que prepararnos para recibir el Espíritu Santo que Jesús .....

Oración: Tu paz es signo de tu presencia entre nosotros

Gracias, Señor, porque tu paz es signo
de tu presencia entre nosotros.
Paz en el corazón, paz en las manos,
paz en las palabras pronunciadas.

En medio de un mundo
tan marcado por la violencia,
es quizás el mejor testimonio
que podemos dar los creyentes.
Nos sabemos hijos tuyos,
sabemos que tú eres nuestro Padre
y, desde esta convicción,
nos sentimos todos hermanos.

Gracias porque tu paso por este mundo
ha dejado huella de bien,
de misericordia y de acogida incondicional.

Gracias porque la paz, tu paz
es un don del alma que tú nos regalas
y que se alimenta de tu palabra
escuchada en una intimidad
que es silencio y contemplación
de tu manera de hacer y estar con todos,
que nos mueve a amar con tu paz a los demás.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret