Terminadas las fiestas pascuales y su prolongación en los domingos de las solemnidades de la Trinidad y del Corpus Christi, volvemos al tiempo ordinario que interrumpimos en el mes de febrero. Los domingos ordinarios transcurrirán hasta el mes de noviembre. En esos domingos no celebramos ninguna fiesta especial, sino que nos reunimos, simplemente, porque es domingo, y desde el tiempo de los Apóstoles, es el día de reunión de la comunidad cristiana, para escuchar la Palabra de Dios y para alimentarnos de Cuerpo del Señor. La Liturgia del domingo nos da la oportunidad para reflexionar sobre el Día del Señor y su verdadero sentido. Oportunidad para descubrir si somos coherentes con lo que pensamos y creemos.
El mensaje de Jesús era tan nuevo, que pedía un cambio profundo de mentalidad; hablaba de hacer la voluntad de Dios en espíritu y en verdad; pedía una fidelidad a Dios que es Padre y que se acerca a la persona humana de una manera familiar. Un Dios que es .........

Oración: