BIENVENIDOS! En la liturgia de la Palabra de este año, los fragmentos evangélicos de los cinco domingos de Cuaresma tendrán siempre como figura central a la persona de Jesús.
El pasado miércoles empezó la Cuaresma con la imposición de la ceniza. Seguramente escuchamos las palabras “convertíos y creed en el Evangelio”. Son las mismas que Marcos pone en labios de Jesús en el evangelio de hoy. Un programa de Cuaresma que no se basa en el éxito de las obras de penitencia, sino en ser realmente creyentes: creer en el Evangelio, elegir el camino de Jesús, el único que lleva a la vida. Un camino que, guiados por los valores de Jesús, nos invitará durante toda la Cuaresma a la conversión sincera.
Dios salva a Noé del agua del diluvio y pone su arco en el cielo como signo de reconciliación y alianza. De igual modo Cristo nos salva a todos a través del agua del Bautismo. Este nos abre el camino a la vida nueva de Cristo que muere y resucita por todos.
Hoy se nos presenta brevemente los cuarenta días de Jesús en el desierto. Las tentaciones. El inicio de la predicación en Galilea, donde anuncia la Buena Nueva del Reino de Dios. Exigencias indispensables para entrar en el Reino: convertirse y creer. Y a la vez son don de Dios. La Cuaresma nos recuerda “cuarenta días” de camino hasta llegar a la Pascua: para experimentar la proximidad de Dios y así ser capaces de estar cerca de los hermanos; no siendo indiferentes nos dice el Papa Francisco; con oración, cercanía y solidaridad con todos. Seamos “Piedras vivas” de comunidad.