Acabadas ya las fiestas de la Navidad y la Epifanía, ahora, hasta principios de marzo, cuando empezaremos la Cuaresma, entramos en lo que llamamos "el tiempo ordinario" de la liturgia de la Iglesia. Para hacer aquello que, desde el principio, desde la época de los apóstoles, los cristianos nunca hemos dejado de hacer: reunirnos cada domingo para escuchar la Palabra de Dios y alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
¿Es posible que el Señor aún se fije en nosotros? Sí, el buen Dios no deja de confiar en nuestras personas para anunciar en todas partes y en medio de la humanidad su presencia misericordiosa.
Las lecturas de este domingo nos invitan a ver que el Señor se inclina, se acerca, hacia cada uno de nosotros. Es así que, por la proximidad de Dios, nosotros seremos reflejo de la Luz del mundo, el Cristo Resucitado.
La confianza de Dios para con nosotros es expresión de su voluntad, misterio de Amor, misterio de Luz, que nos invita a vivir y a responder a su llamada diciendo sencillamente: "Aquí estoy, Señor".

ORACIÓN :Disponibles para hacer tu voluntad

Disponibles para hacer tu voluntad
Dios y Padre nuestro, al eco del salmo,
queremos orar hoy reproduciendo las actitudes
que marcaron toda la existencia de Jesús:
“Aquí estoy, para hacer tu voluntad”.

Estoy y estamos disponibles, Padre nuestro.
Quiero y queremos decirte que puedes contar
conmigo y con nosotros, tanto Tú
como todos los que nos necesiten.

Te pido y te pedimos, Padre,
que esta actitud nos acompañe
durante el año que empieza y siempre.

Hazme y haznos realmente disponibles.
Disponibles para hacer tu voluntad.
Ayúdanos a preguntarnos cada día:
¿Qué quieres de mí? ¿Qué deseas de nosotros?

El padre siempre desea lo mejor
para sus hijos e hijas a los que ama.

Tú quieres que aceptemos tu amor
y vivamos en auténtica fraternidad;
que todas las personas tengan dignidad
y sean tratadas con verdadero respeto;
que las personas sean lo más sagrado
en todas las familias y sociedades.

Hazme y haznos, Padre, atentos
a descubrir tu voluntad en la vida
y en las ocupaciones de cada día.

Y dame y danos el coraje
de ponerla en práctica,
con alegría y llenos de tu Espíritu.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret