.... El Evangelio nos habla del agua en el diálogo de Jesús con la Samaritana. El agua en sentido natural es imprescindible. Sin ella no podemos vivir, morimos de sed, y eso es terrible. Hoy se padece sequía en muchos lugares del mundo. Es la desertización. Se secan los montes y prados, los árboles, los pantanos y los ríos. Los ganados se mueren. ¿Y los hombres? Con la palabra agua y su importancia, Jesús nos habla de otra agua. Es el Agua Viva de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo. Sin la fuerza y el vigor de esta Agua, nuestro espíritu queda seco, árido, desértico... El Pozo, el Manantial de esta Agua Viva podemos anegarlo con broza, peñas, tierra y aguas cenagosas, contaminadas. Son nuestros pecados... Nuestro desierto personal, lo puede convertir el Espíritu Santo en Agua Viva, en un jardín fecundo, en obras de justicia y caridad. Son las obras que Dios quiere. El Bautismo es símbolo del manantial. El Cristo de nuestro bautismo riega con esa Agua todo nuestro ser: mente, corazón, sentidos, potencias, inclinaciones, sentimientos, alma y cuerpo. Jesús dice ....

Oración: Señor, queremos experimentar la plenitud de tu Amor
Señor, gracias por librarnos
de nuestras esclavitudes,
por conducirnos a través del desierto de la vida
hacia la tierra prometida de la salvación.

A veces desconfiamos de tu Palabra
y murmuramos contra tus enviados.
Perdona la dureza de nuestro corazón,
la ceguera que nos hace añorar las cebollas de Egipto,
el orgullo que no quiere reconocer tu amor.

Gracias porque pese a ponerte a prueba
Tú nunca nos abandonas
y nos ofreces tu agua cuando estamos sedientos.

De cualquier pozo,
por profundo que sea,
por seco que parezca,
Tú puedes sacar agua abundante.

Gracias por sentarte a descansar en nuestra tierra,
por esperar pacientemente a que nos acerquemos
y por saciarnos profundamente.

No queremos creer solo de oídas,
queremos experimentar la plenitud de tu Amor.
Deseamos disfrutar de la fuente interior
que nunca se agota y da la vida eterna.

Danos el Espíritu Santo,
la verdadera agua que nos sacia.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret