Lucas es el evangelio que estamos leyendo este año litúrgico.
La Liturgia de hoy nos recuerda la importancia de la Palabra de Dios en la vida del Pueblo de Dios. La importancia que la Palabra de Dios debe asumir en la vida de una comunidad.
 Toda la comunidad está convocada a escuchar la Palabra.
 El lugar de la lectura está cuidadosamente preparado.
 El Libro es acogido de pie, de forma solemne y respetuosa.
 La Palabra es aclamada por la asamblea, y proclamada claramente y explicada en un lenguaje comprensible a todos.
 La Palabra interpela y provoca en el pueblo una actitud de conversión.
 Todo termina en una fiesta: la Palabra produce alegría y fiesta. Comida. Comunión.
En el Evangelio, Cristo proclama y actúa liza la PALABRA DE DIOS, en una reunión de sábado, en la sinagoga de Nazaret. Este pasaje es como un evangelio en miniatura. Están presentes todos los grandes temas que se irán repitiendo en la vida de Jesús y en la de sus seguidores: el anuncio de la Buena Noticia a los más desfavorecidos, la presencia del Espíritu, la acogida, la resistencia y el rechazo, la victoria final.....

Oración: Señor, tu Palabra nos empuja a seguir adelante

Señor, gracias por no dejar de hablarnos.
Cuando sufrimos, tu silencio nos abruma.
Pero al leer tu Palabra,
vuelve a resonar tu voz.

Creemos que llevas el consuelo a los pobres,
la libertad a los presos,
la luz a los cegados,
la justicia a los oprimidos,
el descanso a los agobiados,
y un tiempo de perdón y de gracia para todos.

Creemos que tu Palabra es verdadera,
alimenta nuestra confianza,
desvanece las nieblas de la tristeza
y nos empuja a seguir adelante.

Que sepamos escuchar
para que hoy se cumpla todo cuanto dices,
para que tus palabras sean vida auténtica
y se actualicen en cada evento,
para que aporten chispas de esperanza
en un mundo acostumbrado
a las malas noticias.

Enséñanos a descubrir
el sentido de tu Palabra
escrita en las páginas
de cada instante de nuestro caminar.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret