La Liturgia del adviento nos presenta varias personas que prepararon al pueblo para la venida del Mesías: Jeremías, Baruc, Sofonías, Miqueas, Juan Bautista… Hoy aparece la figura privilegiada de una MUJER que trajo al mundo el propio Salvador. Quien aguarda al Salvador no puede olvidarse de su madre.
Las Lecturas bíblicas nos hacen sentir el clima de la Navidad. Dios escoge instrumentos humildes para realizar sus obras. Israel, que vivía en guerras y exilio, tiene esperanza de que un día un Mesías congregará todos los pueblos en la paz. Él no nacerá en una ciudad grande e importante como Jerusalén, sino en un pequeño pueblo desconocido, Belén. No saldrá de una familia rica y poderosa, sino de una familia pobre y humilde. El Dios grande y poderoso se hace presente en la pequeña Belén, en la humilde María, porque Dios escoge el camino de la pequeñez, de la humildad, del servicio. María ha preparado su Navidad.
Después de la Anunciación, en que dio su “SÍ" a Dios, "María se puso en camino... y fue aprisa a la casa de Isabel". María nos enseña el mejor medio para acoger: estar atento a las necesidades de los hermanos, salir a su encuentro, compartir con ellos nuestra amistad y ser solidario con sus necesidades. “Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel": Shallon". Maria era mensajera de "PAZ". ¿En nuestras VISITAS, procuramos llevar la Paz? “¡Bendita tú entre las mujeres!" María es el instrumento de Dios para realizar la salvación… "María es la nueva Arca de la Alianza, que trae la presencia salvadora del Señor en medio del pueblo. “¡Dichosa tú, que has creído!.." María es bienaventurada porque confió en la Palabra de Dios. MARIA NOS ENSEÑA TRES COSAS: Llevar a JESÚS en el corazón; LA ALEGRIA de encontrar a los amigos; LA CARIDAD en primer lugar. Cuando Jesús vive en nosotros, también nosotros podemos sentir la misma alegría al encontrarnos con los amigos. En estos días que nos separan de la Navidad, también nosotros podemos hacer con alegría pequeños servicios para las personas que conviven con nosotros.

Oración: Que sepamos reconocer tu presencia en nuestras vidas

Dios y Padre de toda la humanidad,
el evangelio habla de la visita de María a Isabel,
y el salmo pide que tú mismo
vengas a visitar a tu pueblo;
hoy te damos gracias porque Jesús
está presente como Dios-con-nosotros
y porque la Navidad que vamos a celebrar
nos dice que, con Jesús, nos das todo.

Por eso no te pedimos que vengas,
porque ya estás con nosotros, sino que
sepamos abrir más el corazón y reconocer
tu presencia en nuestras vidas
y en cada persona a quien tú amas,
tal como María descubrió al Espíritu Santo
presente y actuando en su vida.

Que, como Isabel y María, agradezcamos de corazón
y compartamos con los demás aquellos dones
que de ti recibimos gratuitamente cada día:
la felicidad de creer, la alegría de sentir
tu amor en nosotros y en todos,
la capacidad de hacer el bien y de ayudarnos,
la misión de vivir y comunicar la paz
dejándonos guiar siempre por el Espíritu Santo.

Que esperemos la Navidad
como la esperaron estas dos mujeres
que estaban a punto de ser madres;
y que nuestro modo de vivir
sea signo de que Jesús está presente en el mundo.

"La Misa de cada día", de la Editorial Claret..