
Este domingo celebramos Pentecostés, una de las fiestas más importantes para los cristianos. Recordamos el momento en que el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, como nos cuenta el libro de los Hechos. Fue el inicio de la Iglesia, cuando comenzaron a anunciar el Evangelio a todas las naciones. El Salmo nos invita a pedir que ese mismo Espíritu venga hoy a renovar la tierra. En la carta a los Corintios, San Pablo nos recuerda que, aunque somos diferentes, el Espíritu nos une y nos hace parte de un solo cuerpo: la Iglesia. En el Evangelio de San Juan, Jesús resucitado se aparece a sus discípulos, les da su paz y sopla sobre ellos el Espíritu Santo, enviándolos a continuar su misión. Hoy, también nosotros recibimos ese envío: abrirnos al Espíritu y ser testigos del amor de Dios en medio del mundo. ¡Ven, Espíritu Santo!