
Hoy celebramos la Dedicación de la Basílica de Letrán, madre y corazón de todas las iglesias del mundo. Las lecturas de este domingo nos recuerdan que Dios quiere habitar en medio de su pueblo y también dentro de cada uno de nosotros. El profeta Ezequiel nos muestra un río que brota del templo y llena todo de vida, signo del amor de Dios que renueva lo que toca. San Pablo nos dice con claridad que somos templo de Dios: su Espíritu vive en nosotros y nos invita a cuidar esa presencia. En el Evangelio, Jesús habla del templo de su propio cuerpo, anunciando que en Él encontramos la verdadera cercanía con el Padre.
En este Día de la Iglesia Diocesana, bajo el lema «Tú también puedes ser santo», recordamos que todos estamos llamados a dejarnos transformar por Dios y a construir juntos una comunidad viva, llena de fe y esperanza.
