
Las lecturas de este domingo nos hablan de la llegada del Señor y de su misión entre nosotros. El profeta Malaquías anuncia que Dios entrará en su templo para purificar a su pueblo, como un fuego que limpia y renueva. El salmo proclama la grandeza del Señor, el Rey de la gloria, que viene a nosotros con poder y amor.
La carta a los Hebreos nos recuerda que Jesús, para salvarnos, quiso hacerse uno de nosotros, compartiendo nuestra vida y nuestras dificultades. Él comprende nuestro sufrimiento porque también lo vivió.
En el Evangelio, vemos a Jesús presentado en el templo, donde el anciano Simeón lo reconoce como la salvación enviada por Dios. Sus palabras nos llenan de esperanza: Cristo es la luz que ilumina a todas las naciones. Como Simeón y Ana, estamos llamados a recibir a Jesús con alegría y a anunciar su amor al mundo.