Celebración del Triduo y Fiesta de San Antonio María Claret

Del 21 al 24 de octubre, en la parroquia celebró con devoción y alegría el Triduo y Fiesta de San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros Claretianos, patrono de nuestra comunidad parroquial.

El Triduo se llevó a cabo los días 21, 22 y 23 en la Eucaristía de las 20:00, donde los fieles profundizaron en el legado y espiritualidad del Padre Claret. Fue un momento de renovación y oración en torno a su figura, recordando su incansable labor evangelizadora.

El día 24, la jornada festiva comenzó a las 19:00 con una video presentación sobre la Misión Claretiana en Zúrich, que mostró el alcance y dedicación de los misioneros en tierras suizas. A las 20:00, la Eucaristía fue presidida por el P. Pedro Luis Moráis Antón, Delegado Diocesano para la Vida Consagrada, acompañado por el Vicario General de la diócesis y numerosos sacerdotes diocesanos, en un gesto de unidad y fraternidad eclesial.

La celebración concluyó en el salón parroquial, donde los asistentes disfrutaron de un ameno encuentro con pinchos para conmemorar juntos esta fiesta tan especial. Agradecemos a todos los que participaron en estos días de celebración y a quienes colaboraron para hacer posible este evento. Que el espíritu y ejemplo de San Antonio María Claret sigan guiándonos en nuestra misión de fe y servicio.

XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Las lecturas de este domingo, encontramos un mensaje de esperanza, compasión y fe. En la primera lectura, el profeta Jeremías (Jer 31, 7-9) nos muestra a Dios como un Padre misericordioso que promete reunir a su pueblo y cuidarlo, guiando especialmente a los más frágiles, como los ciegos y los cojos.

La carta a los Hebreos (Heb 5, 1-6) nos habla del rol del sacerdote, alguien elegido por Dios para servir como mediador entre Él y el pueblo. Jesucristo es el sumo sacerdote perfecto, pues es el Hijo de Dios y a la vez comparte plenamente nuestra humanidad.

Finalmente, el Evangelio de Marcos (Mc 10, 46-52) nos presenta la historia de Bartimeo, un ciego que, con fe y valentía, clama a Jesús para ser sanado. Su curación nos recuerda que la fe y la confianza en Dios pueden abrirnos nuevos caminos y sanarnos en cuerpo y alma. Estas lecturas nos invitan a confiar en el amor y en la cercanía de Dios.

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

El 29º Domingo del Tiempo Ordinario del ciclo B nos invita a reflexionar sobre el servicio y el sacrificio en la vida cristiana, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Siervo sufriente que entrega su vida por la redención de muchos. Isaías profetiza sobre este Siervo cuya entrega trae salvación. El Salmo 32 expresa confianza en la misericordia de Dios. En Hebreos, Cristo es presentado como Sumo Sacerdote que comparte nuestras debilidades, alentándonos a acercarnos a Él con confianza. El Evangelio de Marcos enseña que la grandeza en el Reino de Dios se mide por el servicio y la entrega total.

XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

El 28º Domingo del Tiempo Ordinario del ciclo B nos invita a reflexionar sobre la sabiduría y el desapego de los bienes materiales. La primera lectura (Sab 7, 7-11) destaca la sabiduría como un don más valioso que la riqueza. El Salmo 89 nos recuerda la brevedad de la vida y nos pide adquirir un corazón sabio, confiando en Dios como refugio. La segunda lectura (Heb 4, 12-13) habla del poder de la Palabra de Dios para discernir las intenciones del corazón. El Evangelio (Mc 10, 17-30) narra el llamado de Jesús al desprendimiento y la confianza plena en Dios.

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

En este 11º domingo del Tiempo Ordinario, nos encontramos con tres textos que nos hablan sobre la fe y la relación entre Dios y el mundo. La lectura profética de Ezequiel nos muestra cómo Dios es el Dios de la naturaleza y del hombre, capaz de hacer crecer y florecer lo que es débil y frágil. El pasaje nos recuerda que Dios es el que da vida y fortaleza a los seres vivos.

En la Epístola a los Corintios, Pablo nos invita a reflexionar sobre la relación entre la vida cristiana y el mundo. Los cristianos somos los templos de Dios en el mundo (2 Corintios 5, 6-10), y como tales, debemos vivir como Cristo vivió. Nuestra fe debe ser un testimonio para los demás, un reflejo de la gloria de Dios en medio de una sociedad que a menudo no lo conoce o no lo comprende.

En el Evangelio de Marcos, Jesús nos enseña sobre la importancia de tener una fe que confía en Dios. La parábola del grano de mostaza (Marcos 4, 26-34) nos muestra cómo la fe puede crecer y multiplicarse, pero solo si se nos entrega a Dios y confiamos en su amor y sabiduría. La fe no es una acción humana, sino un don divino que nos permite conocer y amar a Dios.

En este día dominical, reflexionemos sobre nuestra fe y cómo podemos manifestarla en nuestras vidas. ¿Cómo podemos ser «templos de Dios» en el mundo? ¿Cómo podemos crecer en nuestra fe y ser testigos de Cristo en medio de una sociedad secularizada? ¿Cómo podemos confiar en Dios y dejar que él trabajé en nosotros para hacer fructificar su grano de mostaza en nuestros corazones?

X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO. SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO